“Reflexiones desde mi ventana” (II)
Es siempre doloroso recordar lo perdido,…
constatar que jamás nunca lo recuperaremos,
nos crea un angustioso estado de cruel desesperación.
Mil y una pregunta se nos hacinan en la cabeza,
formando un muro infranqueable de dudas,
por no tener tan solo una respuesta
que nos explique la razón de esa pérdida.
Caminamos como inertes autómatas sin rumbo
y desafiando la lógica de lo vivido,
nos adentramos en ese túnel tenebroso
y oscuro, que son los recuerdos en soledad.
La soledad nos lastima, nos sumerge
en un monologo frió que poco a poco,
va invadiendo el más recóndito rincón del alma,
mientras en nuestras mentes siguen martilleando
insistentemente preguntas sin respuesta.
¿Por qué?,…¿Quizás nos precipitamos?
¿Cual fue el desencadenante de aquella decisión
que hoy dudamos que fuera la acertada?
Y esa duda que nos corroe el alma
y que nos atormenta un día y otro,
va minando nuestra existencia,
cual inflexible y cruel castigo.
Soledad y dudas, salpicadas de preguntas…
y de nuevo nos invade la rutina
de estar vivo y no sentir nada…
¡Rutina y soledad!…¡Soledad y rutina
que nos envuelve en halo de amargura y tristeza!...
¡Si pudiéramos retroceder!
¡Si tuviéramos la oportunidad
de volver atrás y recuperar lo vivido!
¿Y si todo hubiera sido un sueño?
¡Soñar!… ¡Sueños y recuerdos!…
Recuerdos y sueños que como imágenes animadas
pasan ante los ojos como lluvia
de sensaciones dormidas,
aletargadas por el tiempo de las ausencias…
La soledad impuesta duele aún más.
¡Recuerdos!… Sensaciones adormecidas
por la desidia y el abandono,
sentimientos olvidados de ese amor
hoy moribundo en nuestras vidas
y que en el fondo se resiste a morir.
y buscan una oportunidad para que al igual
que el ave fénix, poder renacer de las cenizas...
©Roberto Santamaría 18 Noviembre de 2006
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